martes, 29 de octubre de 2013

LOS ANTIHISTAMÍNICOS

LOS ANTIHISTAMÍNICOS

¿Qué son los antihistamínicos?

Los antihistamínicos son los fármacos más empleados en el tratamiento de las enfermedades alérgicas, son los medicamentos más prescritos a la población general, y muchos de ellos pueden adquirirse además sin receta. Se trata de un grupo de fármacos que inhiben los efectos de la histamina. Ésta es una sustancia química presente en todos los tejidos corporales, que interviene en muchos procesos fisiológicos, desde las reacciones alérgicas a la secreción ácida del estómago; y a nivel del sistema nervioso central, determina en gran parte la sensación de hambre y los ritmos sueño-vigilia. Para ello, la histamina actúa a través de cuatro tipos distintos de receptores: H1, H2, H3 y H4. Los antihistamínicos propiamente dichos son los inhibidores específicos de los receptores H1, aunque también existen inhibidores de los receptores H2, que inhiben la secreción ácida del estómago y se usan en las úlceras, gastritis y enfermedades por reflujo.
 

¿Para qué se utilizan los antihistamínicos?

Los antihistamínicos se emplean en el tratamiento sintomático de enfermedades alérgicas como las rinitis y urticarias agudas o crónicas, y en el control del picor y del rascado de diversas causas, ya que muchos de los efectos de las reacciones alérgicas están causados por la acción de la histamina. Por otra parte, los antihistamínicos se usan en el tratamiento y prevención del mareo del movimiento (cinetosis) y de algunos vértigos, y en el tratamiento inicial del insomnio y de la migraña. Se han empleado también como estimulantes del apetito, aunque esta indicación se halla en entredicho.

¿Cuántas clases de antihistamínicos hay?

Los antihistamínicos suelen clasificarse en seis grupos químicos, pero desde el punto de vista clínico se clasifican en antihistamínicos clásicos o de 1ª generación, y antihistamínicos no sedantes o de 2ª generación.

Los antihistamínicos clásicos o de primera generación son fármacos que penetran bien en el SNC y son poco selectivos en sus acciones. Por todo ello, causan diversos efectos indeseables como sedación, somnolencia, aumento del apetito y efectos anticolinérgicos (sequedad de boca, visión borrosa, estreñimiento y/o retención de orina); algunos de estos efectos también se han utilizado con fines terapéuticos, como sus acciones de inhibición del vómito y el mareo, o la acción de secar las mucosas para aliviar el goteo nasal. Por lo general, los antihistamínicos clásicos se transforman rápidamente en el hígado en derivados inactivos, por lo que es necesario tomarlos tres o cuatro veces al día. Se utilizan en todas las indicaciones comentadas antes, y forman parte además de una legión de compuestos anticatarrales de venta con y sin receta, desde hace sesenta años.



 
Los antihistamínicos no sedantes o de segunda generación actúan más selectivamente sobre los receptores H1 y penetran menos en el SNC, por lo que se consideran más seguros desde el punto de vista del rendimiento laboral y escolar, la conducción de vehículos y otras actividades diarias que dependen del grado de somnolencia y lasitud. Además presentan, en general, menos interacciones medicamentosas que los fármacos clásicos. Por otra parte, sus características farmacológicas permiten en la mayor parte de los casos su uso en dosis única diaria. Los antihistamínicos de 2ª generación se emplean sobre todo en la rinoconjuntivitis alérgica y en la urticaria aguda y crónica, aunque sólo como tratamiento de mantenimiento, ya que existen en comprimidos, gotas o jarabes, en aerosoles nasales y en colirio, pero carecen de presentaciones por vía intramuscular o intravenosa.
 
¿Cuáles son los antihistamínicos clásicos más usados?
Los antihistamínicos de 1ª generación más usados son la difenhidramina (empleada también como hipnótico) y su derivado, el dimenhidrinato, usado sobre todo en el mareo del movimiento; la clorfeniramina y su análogo, la dexclorfeniramina, que es, prácticamente, el único antihistamínico utilizado por vía parenteral (intramuscular o intravenosa); la clemastina; la hidroxicina (también empleada como hipnótico y como antihistamínico), la azatadina, la ciproheptadina y el ketotifeno.
¿Cuáles son los antihistamínicos de segunda generación más usados?
Los antihistamínicos de 2ª generación disponibles por vía oral son: bilastina, cetirizina, desloratadina, ebastina, fexofenadina, levocetirizina, loratadina, mizolastina y rupatadina. Por otra parte, existen varios antihistamínicos de 2ª generación activos por vía tópica, en colirios y aerosoles nasales, como azelastina, emedastina, epinastina, levocabastina u olopatadina.

 
Tabla 1. Clasificación química de los antihistamínicos H1
Grupo químico
Principios activos
1.ª generación
Marcas comerciales
Principios activos
2.ª generación
Marcas comerciales
ALQUILAMINAS
·         Dexclorfeniramina
·         Polaramine
·         Acrivastina
·         Dimetindeno
·         Fenistil
ETANOLAMINAS
·         Difenhidramina
·         Benadryl, Soñodor
·         Dimenhidrinato
·         Biodramina, Cinfamar
·         Doxilamina
·         Dormidina
·         Clemastina
·         Tavegil
ETILENDIAMINAS
·         Pirilamina
(Mepiramina)
·         Fluidasa (asoc.)
·         Tripelenamina
·         Azaron
·         Antazolina
·         Alergoftal (asoc.)
FENOTIACINAS
·         Alimemazina (Trimeprazina)
·         Variargil
·         Mequitazina
·         Mircol
·         Prometazina
·         Fenergan, Frinova
PIPERACINAS
·         Meclozina
·         Navicalm,
Dramine, Chiclida
·         Oxatomida
·         Cobiona, Oxatokey
·         Hidroxicina
·         Atarax
·         Cetirizina
·         Alercina, Alerlisin,Alerrid, Alersol,Cetimerck, Cetineu, Cetirizina EFG, Coulergin, Ratioalerg, Reactine, Stopcold Virlix, Zyrtec
·         Levocetirizina
·         Muntel, Xazal
PIPERIDINAS
Derivados de azatadina
·         Ciproheptadina
·         Periactin, Viternum, Klarvitina
·         Loratadina
·         Clarytine, Civeran, Loratadina EFG,Velodan
·         Ketotifeno
·         Ketasma, Zaditen,
Zasten
·         Desloratadina
·         Aerius, Azomyr
·         Rupatadina
·         Alergoliber, Rinialer, Rupafin
·         Olopatadina
·         Olopatanol (colirio)
·         Epinastina
·         Relestat (colirio)
PIPERIDINAS
Butirofenonas
·         Ebastina
·         Alastina, Bactil, Ebastel, Ebastina EFG
·         Fexofenadina
·         Fexofenadina EFG, Telfast
PIPERIDINAS
Benzimidazoles
·         Bilastina
·         Bilaxten, Ibis, Obalix
·         Mizolastina
·         Mizolen, Zolistan
PIPERIDINAS Ciclohexil-piperidinas
·         Levocabastina
·         Livocab, Bilina
FTALAZINONAS
·         Azelastina
·         Afluón, Corifina


¿Cómo actúan los antihistamínicos?

Todos los antihistamínicos actúan uniéndose a los receptores H1 de la histamina, pero sin activarlos, sino estabilizándolos en su forma inactiva durante horas. Con ello se logra que la histamina no llegue a producir sus efectos a nivel de la piel (picor, habones o ronchas), ni de la mucosa respiratoria (lagrimeo, picor nasal y ocular, estornudos o destilación acuosa). Además, algunos nuevos antihistamínicos cuentan con ciertas propiedades antiinflamatorias, que frenan hasta cierto punto el desarrollo de las reacciones alérgicas; aunque es dudoso en qué grado influyen estas propiedades en su efecto terapéutico final.

¿Hay que tomarlos todos los días o solo cuando se tienen síntomas?

Los antihistamínicos son un tratamiento sintomático; es decir, consiguen contrarrestar los síntomas de las enfermedades alérgicas, como el picor y enrojecimiento de la piel; el picor nasal y ocular; el lagrimeo, los estornudos, la destilación, etc., pero no se considera que curen la enfermedad. Por ello, parece lógico tomarlos a demanda en función de los síntomas alérgicos. Sin embargo, muchas enfermedades alérgicas, como la rinitis alérgica o la urticaria, pueden ser muy persistentes en el tiempo y beneficiarse del tratamiento continuo durante varios meses; y las citadas propiedades antiinflamatorias de los antihistamínicos pueden contribuir además a la prevención del desarrollo de nuevos síntomas en muchas enfermedades alérgicas.

¿Por qué dan sueño los antihistamínicos?

Una de las funciones más importantes de la histamina es mantener despiertas a las personas. Los receptores H1 de la histamina están en muchas partes del cuerpo, pero un 40% del total se encuentra en un área del sistema nervioso central llamada hipotálamo, que regula muchas funciones del organismo, entre otras, los ritmos de sueño y vigilia. Al inhibir la histamina, todos los antihistamínicos tienen un efecto sedante. Este efecto sedante es mucho más propio de los antihistamínicos clásicos, y por ello éstos son el ingrediente activo de muchos fármacos contra el insomnio, incluso de venta sin receta.  Los antihistamínicos de 2ª generación provocan mucho menos sueño que los clásicos, ya que tienen más dificultad para penetrar en el SNC. Los antihistamínicos piperazínicos (hidroxicina, oxatomida, cetirizina, etc.) son en general más sedantes que los piperidínicos (fexofenadina, ebastina, desloratadina, etc.).

¿Pueden producir aumento de peso?

Otra de las acciones de la histamina en el sistema nervioso central es el mantenimiento de la sensación de saciedad. Los antihistamínicos estimulan el apetito a través de su acción sobre los receptores H1 en el SNC, así como a través de la inhibición de otros receptores, como los de la hormona serotonina. De nuevo, este efecto es más frecuente en los antihistamínicos clásicos, y por ello durante muchos años fueron el ingrediente principal de muchos compuestos utilizados como estimulantes del apetito, en las hiporexias (baja apetencia) de cualquier causa..

¿Qué otros efectos indeseables pueden causar?

Los antihistamínicos pueden inhibir, además de los receptores H1 de la histamina, algunos receptores de la acetilcolina, desencadenando los llamados efectos anticolinérgicos: sequedad de boca, estreñimiento, visión borrosa por dificultades en la acomodación (enfoque de los objetos), retención de orina y otros. Por otra parte, las acciones de inhibición del vómito y el mareo de muchos antihistamínicos se deben en buena medida a sus acciones anticolinérgicas en el SNC. Cuando se emplean por vía tópica sobre la piel, pueden producir alergia de contacto y reacciones solares o de fotosensibilidad.

Además, en la última década del siglo xx se detectó en algunos pacientes tratados con los antihistamínicos astemizol y terfenadina la aparición de arritmias cardíacas graves. Estas podían ocurrir en situaciones de sobredosis o de administración simultánea de otros fármacos con metabolismo hepático común, por acúmulo del antihistamínico no metabolizado en las células del miocardio (músculo cardíaco).

 
¿Con qué medicamentos pueden tener interacciones los antihistamínicos?
La mayoría de los antihistamínicos necesitan metabolizarse en el hígado y convertirse en metabolitos, activos o inactivos. Por ello, pueden tener interacciones con muchos otros fármacos que necesitan las mismas vías metabólicas, como por ejemplo:
-Antibióticos macrólidos: eritromicina, claritromicina, azitromicina.
-Antifúngicos
-Antidepresivos: fluoxetina y paroxetina
-Antirretrovirales
-Anti arrítmicos.
-Antiparasitarios y antipalúdicos.
-Antieméticos (inhibidores del vómito).
-Neurolépticos y psicotrópicos.
-Antidepresivos.
-Antibióticos del grupo quinolona (moxifloxacino).
 
 
¿Pueden tomarse antihistamínicos durante el embarazo?
En general, es aconsejable evitar cualquier tipo de medicación durante la gestación que no sea absolutamente imprescindible; el primer trimestre resulta especialmente importante, sobre todo hasta la octava semana del embarazo. Sin embargo, antihistamínicos de 1.ª generación con efecto antiemético (como el dimenhidrinato o la meclozina) se han utilizado tradicionalmente desde hace medio siglo para contrarrestar las náuseas y los vómitos de ese estado, y muchos otros antihistamínicos clásicos se encuentran en productos anticatarrales de venta sin receta. Los datos epidemiológicos no sugieren un aumento de riesgo fetal o de malformaciones asociado al uso de estos antihistamínicos clásicos.
¿Y durante la lactancia?
Muchos antihistamínicos carecen de estudios de excreción en la leche materna; con todo, los hechos con varios antihistamínicos como con loratadina, desloratadina y fexofenadina, sugieren que el lactante recibiría como máximo el 1% de la dosis administrada a la madre. Por ello, se piensa que las mujeres que dan de lactar pueden aliviar sus síntomas de alergia con antihistamínicos, sin aumentar el riesgo de efectos adversos sobre los lactantes.
 
REALIZADO POR: GILSON YUPA M.
PRIMER AÑO
GRUPO 21
FUENTE: ARTÍCULO CIENTÍFICO DEL
DR. IGNACIO JÁUREGUI PRESA
MÉDICO ESPECIALISTA EN ALERGOLOGÍA.
HOSPITAL DE BASURTO, BILBAO
 


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